Perfiles Urbanos
Exclusivo de NOVA

Martín Fresneda, sinónimo de lucha por los Derechos Humanos en Córdoba y todo el país

Un referente de la batalla por la identidad, la política y amor por la colectividad.
La casa en la que vivió de niño en Córdoba.
Un eterno difusor de los derechos humanos.
En las eternas charlas con su inmortal abuela Otilia, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo Córdoba.
Junto a Estela de Carlotto.
Con León Gieco.

Martín Fresneda es sinónimo de lucha si de Derechos Humanos se trata en Córdoba y Argentina. El legado familiar comenzó cuando su abuela dejó de llorar por sus hijos perdidos y salió a la calle a buscarlos, hablamos de una persona inolvidable como Otilia Lescano.

Otilia tuvo cinco hijos. Justino César, el segundo, fue asesinado por las balas militares en 1975. Tristán, el mayor, fue detenido y permaneció largo tiempo como preso político, pero luego de la desaparición de Mecha, la madre de Martín, en 1977, comenzó con una incansable lucha hasta su muerte convirtiéndose en fundadora de Abuelas de plaza de mayo Córdoba junto a Sonia Torres e Irma Molina.

Su nieto Martín Fresneda nació en Mar del Plata y contó cómo se gestó su identidad luchadora: “A los tres años me llevan a vivir a Córdoba con mi abuela y mis primos Ernesto y Yamila que tampoco tienen sus padres producto de la dictadura. En 1980 nos llevan a Catamarca con mi tía Mirta que estaba realizando un exilio interno, eso nos dio tranquilidad a nosotros porque en aquel momento la lucha de mi abuela era muy visible, viajaba a todos lados y nosotros pasamos de mano en mano en distintas familias de compañeros”.

Luego, el protagonista de esta nueva edición de Perfiles Urbanos de NOVA declaró: “A mi madre cuando la secuestraron estaba embarazada, y esa hermana todavía la estamos buscando. A papá también recuerdo que lo secuestraron cuando tenía tres años. Los años que viví en Catamarca me hicieron formar una relación de hermanos con aquellos primos”.

Como muchos nietos e hijos del terrorismo de Estado, Martín fue criado en parte por su abuela y también por su tía y gracias a los brazos abiertos de varias familias de compañeros de lucha que sin duda son una hermandad digna de estudio y ejemplo en nuestro país.

Con entereza y emoción, Martín Fresneda expresó: “Mis padres son los últimos desaparecidos de ocho en mí familia. Mamá militaba en el partido intransigente mientras que papá era abogado laboralista y trabajó en el equipo del abogado de la CGT doctor Lescano a quién Perón le había encomendado la que hoy es la ley de derecho laboral”.

Estos párrafos están plagados de historia viva, porque como dijo el protagonista, luego de varios días de charla el amor siempre vence al odio, y en este caso es sinónimo de identidad y derechos humanos representativos a nivel global.

Producto de la unión y militancia, Martín recordó con voz sólida y firme: “Tengo una hermana que nació cuando mamá fue secuestrada en un lugar llamado La Cueva, en Mar del Plata y todavía la voy a seguir buscando”. También tiene un hermano mayor llamado Pablo Ramiro.

Al consultarle cuáles son los recuerdos más nítidos de sus padres, respondió: “Con papá recuerdo un día en el que me estaba bañando en una bañera y con mamá recuerdo que tenía los cordones desatados mientras trataba de bajar una escalera, me caí y ella me llevó al hospital. Después por supuesto tengo el recuerdo del fatídico día que la secuestraron a ella, entraron a casa a los tiros y se la llevaron”.

Describiendo cómo fue su estancia en Catamarca con la crianza de sus tíos, comentó: “Fue mucho más tranquilo, mis tíos son lo mejor que me pasó y aunque ellos se encontraban en un exilio interno, también fue difícil agregarme con mi hermano a una familia numerosa, difícil en términos de colegio y para el trabajo de ellos. En San Fernando hice primaria y secundaria y allí recuerdo cuando mataron a la referente María Soledad Morales, yo realicé varios años marchas de silencio que me hicieron conectar con el dolor y la identidad de mis padres”.

Luego de aquella etapa de su vida en edad universitaria Martín Fresneda decidió viajar a Córdoba a estudiar derecho, siguiendo el camino de su padre y llevando la lucha por una democracia real a las letras y el derecho de los trabajadores y los más vulnerables de la sociedad. “En 1993 comencé la carrera y dos años después comenzó un largo, hermoso y profundo proceso con la fundación HIJOS”, recordó.

Luego, ya recibido como abogado, representó no sólo a la fundación sino a varias familias de desaparecidos cuando comenzaron los juicios de lesa humanidad: “En tres juicios distintos enfrenté al dictador Rafael Videla y luego en el 2004, después de varios años de lucha, necesitaba dar un paso al costado. Había conocido en las batallas por reivindicar los derechos humanos a Néstor Kirchner y en ese año me dio la posibilidad de ser gerente del ANSES”, contó.

Su carrera en la militancia política prosiguió y desde el 2013 hasta el 2015 fue secretario de Derechos Humanos en el Gobierno nacional.

También fue electo legislador provincial en Córdoba, entre 2015 y 2019, por el Frente Córdoba Podemos.

Fue designado en diciembre de 2019 por la vicepresidente Cristina Kirchner como director del Observatorio de Derechos Humanos del Senado nacional y sucedió en el cargo a la periodista Norma Morandini.

Luego en las elecciones 2023 se presentó como candidato a diputado nacional por Córdoba, en segundo término, representando a Unión por la Patria.

Expresándose como todo trabajador argentino más allá de las letras y la militancia política, comentó: “Fui pintor y como todo abogado también tuve mi etapa siendo cadete de un estudio jurídico, he tenido familiares a pesar de las ausencias que me han ayudado en algunos momentos puntuales económicamente como mis tíos en barrio San Martín de la capital cordobesa”.

Con respecto al momento de la creación de la fundación HIJOS, recordó con espíritu positivo: “Lo peor fue el momento previo, cuando nos juntamos el proceso de formación fue hermoso, por primera vez nos sentimos acompañados, entendidos e inmediatamente hermanos con los que habían sufrido el mismo vacío. Cuando compartís una causa por la cual luchar tenés un horizonte de vida y en aquel momento sentí y entendí que no era sólo un problema mío y de mis padres sino de los argentinos”.

Luego agregó: “La colectivización de la lucha sumó muchísimo y si bien no debemos perder nuestra individualidad y en mi caso como en el de todos hay sentires personales en muchas ocasiones la lucha le da sentido a ese camino de superación personal”.

Entrando a su etapa como padre Martín recordó con un profundo espíritu de reparación identitaria aquel especial momento: “Cuando fui padre me reconcilié con mi niño interior porque si bien para mis tíos sólo tengo un profundo agradecimiento porque nadie me podría haber criado como ellos nunca les pude decir papá ni mamá. Mi hijo me llevó a ver mi niñez en un espejo y a sanar todo aquel dolor pero también a conectar con el niño que juega, que se cura, porque muchas veces se me viene la imagen del niño dolido, pero también del que la peleó y se superó".

El protagonista de esta nueva edición de Perfiles Urbanos afirmó: “A esta altura de mi vida ya no tengo necesidad de jugar el mismo partido, si tal vez de acompañar técnicamente o desde la hinchada”.

Acercándonos al final, Martín Fresneda desnudó su alma: “Para mí la vida es una gran oportunidad porque si nos miramos a los ojos con amor y solidaridad podemos vivirla con disfrute, el amor siempre vence al odio”.

El padre de Pedro, de 8 años, decidió con todo el conocimiento y el cuerpo puesto en la militancia terminar esta inolvidable entrevista con transparencia: “Cuando era joven corría muchas cosas de mi camino y no las enfrentaba, pero hoy estoy más viejo y entiendo que esos momentos y situaciones están o para saltarlas o para esquivarlas, pero también para seguir el camino. También son parte de la experiencia, aceptar esa parte de la vivencia es fundamental para convivir y lo digo con total sinceridad, con el que piensa distinto, nadie es imprescindible. Creo en la inteligencia humana más allá del desprecio de algunos dirigentes. El odio dura poco y soy un eterno creyente en la lucha por la dignidad de los pueblos".

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