La acción se resolvió en una asamblea interclaustro de la que participaron estudiantes, esgresados, docentes y no docentes y se aprobó por 400 votos.

En el mismo pabellón educativo que egresaron la mayoría de los políticos cordobeses hoy se pronuncia con firmeza y de manera histórica en contra de la clase política nacional.

El miércoles, después de la sesión en el Congreso, asambleas estudiantiles de las facultades de Arte, Sociales, Comunicación, Filosofía y Psicología también realizaron una permanencia en sus respectivos pabellones de la UNC que continúa hasta el viernes, cuando se redacta este artículo.

En Córdoba también fueron tomadas por los estudiantes la facultad de Lenguas y la sede de la Universidad de Villa María en la capital.

En total son siete casas de altos estudios donde la resistencia universitaria con acampes y permanencias en lugares estratégicos como el ingreso a la ciudad universitaria por la avenida Chacabuco buscan visibilizar la problemática para que la sociedad toda se sume al reclamo.

Desde la asamblea estudiantil de la Facultad de Ciencias de la Comunicación indicaron "Aún en un día que pareciera de derrota, celebramos poder encontrarnos entre docentes y estudiantes. Éstas acciones fortalecen la unidad entre quienes habitamos la universidad".

Luego agregaron "Nos encontramos en una lucha federal ante la situación de ajuste presupuestario y recorte de nuestros derechos".

Focalizando en aquella votación en la cámara de diputados que a mediados de semana le dió un triunfo sorprendente al gobierno nacional la diputada llaryorista Alejandra Torres sorprendió avisando horas antes del debate que se ausentaría por razones de enfermedad. Dijo que tenía Covid-19, entre otros “problemas de salud”, pero que de cualquier modo rechazaba el veto.

Sin embargo, como con otras ausencias esta acción fue fundamental para que el veto quede firme.

En el seno del poder político cordobés algunos afirman que Torres desobedeció a su jefe político; pues Martín Llaryora sentó posicionamiento claro sobre su apoyo a la ley de financiamiento y a la universidad pública en general como concepto.

De hecho, su espada en el Congreso, el diputado Ignacio García Aresca, encabezó la columna del PJ Córdoba en la Marcha Federal y mantuvo reuniones con sectores universitarios, entre ellos, con La Fuerza Estudiantil (agrupación llaryorista en la UNC) a quien les transmitió el compromiso del bloque cordobesista para rechazar el veto.

Lo indudable es que lo sucedido en el poder legislativo marcó un antes y un después en la era libertaria, el mapa político se movilizó tanto que la figura más importante de nuestro país de los últimos años volvió al centro de la escena, Cristina Kirchner ahora es la máxima autoridad del peronismo.

Y la ecuación del PJ Argentino ahora cambio rotundamente. Martín Llaryora y Juan Schiaretti no están para nada excentos, ahora cualquier estrategia de alianza para el armado federal justicialista es totalmente distinta.

Por supuesto que la medida tomada por los estudiantes cordobeses se replica en todo el país.

Las tomas, que empezaron en la Universidad de Buenos Aires, se replicaron en otras casas de altos estudios. Al cierre de esta nota permanecían con esa modalidad de lucha también unidades académicas en Rosario, Santa Cruz y Jujuy, además de la UBA. En la Universidad de La Matanza, la toma es por tiempo indeterminado.

Catamarca y Tucumán son otras de las provincias donde se registran tomas universitarias mientras que el resto de las provincias argentinas mantiene asambleas en sus casas de altos estudios.

El mapa político argentino y cordobés como corazón de nuestro país se volvió totalmente negro. Miles de jóvenes, estudiantes o no, que supieron apoyar al "gatito mimoso" claramente tiene méritos de sobra para no hacerlo porque vivieron y mamaran la universidad pública.

Docentes, hijos de obreros y profesionales de todas las áreas que le deben gran parte de su vida y subsistencia económica a lo cultivado en la universidad pública no olvidarán y la docta seguirá en pie de guerra intentando hasta las últimas consecuencias tumbar la realidad universitaria actual. Se vienen tiempos difíciles y el compromiso se vuelve trascendental.