El protagonista de este Perfil Urbano NOVA pertenece a la Asociación por el tren de Punilla, quien contó: "Sin saberlo de grande por un trabajo que tuve que hacer sobre el dique San Roque comencé a sentir una atracción hacia el tren y todo lo que significa y cuando mi madre se dio cuenta me dijo que mi abuelo Plácido era empleado ferroviario".

Luego precisó: "Cuando él trabajaba su rol era ser carpintero porque los asientos eran de madera pero nadie jamás me había contado sobre ese costado laboral que era parte de mi sangre".

Con respecto a la cronología y a distintas organizaciones que lucharon en este Valle serrano por la vuelta del tren recordó: "Algunos de nosotros continuamos el camino que comenzó AFESPA en el 2015 y  en el 2019 creamos la Asociación por el Tren de Punilla con la que luchamos en equipo y en varios sectores de la región para sumar frecuencias y empujar con paciencia y tenacidad por las políticas de estado que el funcionamiento del tren necesita".

Cuando le consultamos a Diego sobre una de las acciones en comunidad más importantes relató: "El tren estuvo 14 años estancado en Cosquín, allí con varios compañeros realizamos una importante junta de firmas llegando al número de 30.000 y paralelamente el Gobierno nacional tomó la decisión de seguir el trayecto hasta Valle Hermoso".

Llegando a las raíces del sentir ferroviario y principalmente a los puntos fuertes que mantienen su esencia viva como un clásico en mucha gente, aseguró: "Existen objetivos ambiental por qué contamina menos y a la vez es un medio de transporte con más seguridad que otros, es económico por eso en otros tiempos fue el transporte de la clase trabajadora por elección de pueblo y ciudad".

El 27 de agosto de 1888, el gobernador José Echenique mandó al poder legislativo provincial un proyecto de ley para construir un ferrocarril a través del valle de Punilla. El 1 de octubre de 1888, el poder ejecutivo autorizó a contratar a Otto Bemberg y Cía para construir el ferrocarril de Córdoba a Cruz del Eje para el transporte de carga y pasajeros, y explotarlo durante 55 años.

Un 2 de julio de 1892 con inicio en la hoy ciudad de cruz del eje hasta alta Córdoba el corazón de la capital el tren daba sus primeros pasos a sierras de Córdoba llegando a su época de oro en 1960 cuando venía con gran cantidad de usuarios a estas regiones mediterráneas con Rosario y Buenos Aires.

Diego Reynoso se fue sensibilizando por el contenido de la charla y desde el corazón expresó: "El sentir ferroviario se refleja y alimenta en el compañerismo, la pasión por el sonar del motor,  las charlas que se dan arriba, anécdotas, los artistas callejeros, cuando te subís al tren conoces a gente en algunos casos distinta y sentís cosas bastante diferentes a las que suceden en un colectivo".

Gracias a la lucha de personas como Diego y compañeros de otras épocas de la Asociación por el Tren de Punilla como Raúl o Adriana y muchos más a pesar de los tiempos de crisis y de falta de políticas de estado populares con poca frecuencia el tren sigue uniendo la ciudad capital con varias paradas urbanas con el Valle de Punilla llegando hasta Capilla del Monte.

Acariciando el final de esta distendida pero apasionante charla Diego argumentó con conocimientos técnicos que "un tren de carga desde Córdoba hasta Capilla del Monte pueda gastar aproximadamente unos 5000 litros de gasoil pero en el caso de las formaciones de pasajeros el gasto es mucho menor sin embargo lo popular del precio siempre se debió a los subsidios estatales".

Volviendo a tocar las fibras sensitivas del protagonista de esta historia esbozó desde su alma: "Desde lo individual me genera tristeza que ya no se puede utilizar el tren para ir a trabajar, estudiar o ir al médico (por las frecuencia) me da dolor que todo retroceda, sea por capricho u odio pero vemos en países cercanos como Chile que se invierte en la industria ferroviaria u otros países donde es el medio de transporte más importante".

Diego continúo: "El  dolor desde lo personal es muy profundo y como parte de una lucha colectiva puedo decir que también existe bronca porque todas las luchas que emprendimos fueron voluntarias y con plata puesta de nuestro bolsillo y ver éstos enfrentamientos sin sentido políticos de no continuar con las cosas que un partido hizo bien es inentendible".

El ferroviario cerró con la experiencia del compañerismo y la lucha: "Tal vez nos falta recuperar ese folklore para incentivar que vuelvan estas políticas de estado porque de otra forma es difícil aunque el privado también puede colaborar para que el tren sea más eficiente y de a poco vuelva a ser un medio de transporte popular para la clase trabajadora".

Años después de la época de esplendor del tren en la provincia de Córdoba llegó el menemismo con políticas de estado y económicas muy similares a las actuales. Ojalá la unión y el sentir social del pueblo siga con el puño en alto y organizándose en acciones concretas para recuperar por lo menos una parte de todo lo perdido por la incompetencia de los líderes políticos.