Nicolás Sardo: vivir para la naturaleza cuidando el monte nativo y su abundancia


Nicolás Sardo es guardaparques y eligió ser coherente con su sentir y preparación académica como así también cambiar el entorno de crianza de sus hijos desde “la ciudad de la furia" hacia las sierras cordobesas.
Comenzando una nueva edición de Perfiles Urbanos de NOVA Nicolás comentó "Mi familia se mudó cuando tenía un año y medio por primera vez desde Los Reartes y he experimentado varias mudanzas en mi vida, muchas en la infancia que viví como una aventura en el camión. En general tuve una infancia tranquila, criado por mi madre y entre Capital Federal y provincia de Buenos Aires".
Y continúo: "Durante la década de los 90 realicé la educación primaria siempre en instituciones públicas de buena calidad que recuerdo jugando en patios grandes y mientras más crecía más disfrutaba del contacto con la comunidad, de llegar a la sociedad”.
Sobre su primer contacto sentido con la naturaleza recordó:
"Fue visitando a mi tía Teresa que vivía en Uruguay, con ella y mis primos siempre estábamos andando entre colmenas en medio del monte, ahí me di cuenta de lo especial que era el contacto con la naturaleza y con los aromas que hoy sigo recordando. Papá falleció cuando era muy chico y ella siempre estuvo para mí ofreciéndome oportunidades que en el conurbano bonaerense no podía tener ".
Claramente en su esencia interior está marcado que vivir en una gran ciudad no era una posibilidad para un corazón que hoy elige estar rodeado de un ambiente sano y natural e incluso poner todo su tiempo y esfuerzo en conservar los cursos de agua que quedan, el monte nativo, la fauna y flora autóctona.
Todavía viviendo en Buenos Aires Nicolás estudió la carrera de Técnico en uso, control y conservación de Recursos Naturales (guardaparques) y Guía Intérprete Ambiental y antes de retomar a su provincia de origen la vida le dio su mejor regalo:
"Catalina nació en Buenos Aires y a sus 2 años me convocaron de la localidad de Cuesta Blanca en el Valle de Punilla y me quedé a vivir, pero antes de venir experimentamos como familia los riesgos de la crianza hasta para sacarla a jugar a la plaza, existían realmente y nos inquietaban. Ya en Córdoba, estuvimos mucho más libres todos y menos preocupados como padres".
Luego agregó: "Al tiempo vino Francisco y fue muy distinto tener la posibilidad de criarlo rodeado de naturaleza, hay cosas que cuando estamos dentro de un departamento no nos damos cuenta pero el cambio climático y el vínculo con la naturaleza nos lleva al ciclo de la vida y la muerte y eso físicamente e incluso desde lo anímico infiere en nuestra personalidad”.
En pleno relato de su historia, Nicolás continuó: “Fue un logro muy disfrutable criar a mis hijos acá y cada vez que tenemos una actividad educativa me gusta recalcar que no perdamos la sensibilidad de todo el entorno natural que nos rodea porque a veces en la cotidianidad no levantamos la vista a ver todo lo que tenemos”.
“Por eso siempre digo que es imperioso poder conocer para cuidar, este es el verdadero tesoro que tenemos que rescatar ", concluyó el guardaparques.
Llevando este gran cambio de vida al terreno profesional y su trabajo el apasionado guardaparque expresó "Vivir en las sierras de Córdoba fue materializar la posibilidad de ser consecuente con mis ideales. El equilibrio humano con la naturaleza se garantiza cuidándola porque si nosotros no cuidamos el ambiente la naturaleza no nos puede cuidar sola, es una cuestión ecosistémica".
Dejando fluir su compromiso social Nicolás agregó, como esos seres humanos que aman expresar lo que sienten:
“Creo que los que adquirimos conocimientos académicos tenemos el deber de cuidar a la naturaleza como una entidad y volver a los valores de respeto de nuestros antepasados. También me motiva a conectarme con la naturaleza el desafío social, el encuentro con la gente y los ámbitos de educación llenos de niños”.
Así lo comprenden quienes aportan su enorme granito de arena para la naturaleza en el Valle de Punilla abrió su espíritu de par en par: “La vida es la oportunidad que tenemos de relacionarnos con el mundo material por medio de los sentidos. Y también es el desafío de construirnos espiritualmente en base al aprendizaje y error que nos propone la vida".
Pero su energía comunicativa necesitaba continuar “Para quienes tenemos hijos, también es la oportunidad de guiar a esos pequeños seres a poder agradecer la oportunidad de vivir su propia experiencia en este mundo.Todo lo demás creo que es producto del sesgo civilizatorio al cual estamos sometidos”.
Con esa claridad para observar a la sociedad con sus luces y sus sombras Nicola Sardo contó cómo se relaciona con el mundo espiritual: “A través de la contemplación, ya sea de algún escenario natural que instantáneamente me despierta o también a través de los encuentros que se dan con la comunidad”.
“Las energías que circulan que son imposible de no sentir, y con el agua que es mí medio, el río es mí canal natural de conexión, más en invierno que está espléndido y más limpio que nunca”, declaró Nicolás.
La contaminación, el cambio climático y la falta de educación ambiental necesitan de un modelo cada vez más sostenible para que nuestra única casa, el planeta tierra, siga siendo habitable después de tantos años de maltrato.