Perfiles Urbanos
Nadia Elizabeth Vidal

Observar hacia adentro para ayudar a las personas a conectar con su esencia

Nadia conectando con su cuerpo embarazada en aguas termales.
Nadia integrando su presente.
Vacaciones en Brasil 2024 con sus hijos.
Presentación del Libro: Ser, amar, aprender. Un camino hacia adentro. Bialet Massé, Casa de la Cultura. 2018 junto a mis padres.
El propósito en fotos: prácticas de yoga viajando, círculos de mujeres y amor colectivo.

Nadia Elizabeth Vidal es la protagonista de una nueva edición de Perfiles Urbanos NOVA. Terapeuta holística integral, polifacética y madre de dos niños, eligió el autoconocimiento como un camino de vida y se formó profesionalmente para ayudar a quienes estén dispuestos a priorizar su única verdad: la que nace en el corazón.

Nadia tiene 36 años, vive en Bialet Massé, y al preguntarle sobre su infancia recordó: "Mis padres me criaron con mucho amor, y lo siento hasta el día de hoy".

Su madre es Alicia, de 65 años, y su papá, Osvaldo, tiene 67.

"Nací en Córdoba Capital y me crié en barrio Las Margaritas, rodeada de tías y abuelos a ambos lados de mi casa. Cuando tenía 6 años, mis padres decidieron mudarse al Valle de Punilla para criarnos rodeados de naturaleza. Tengo recuerdos hermosos de aquella época".

Sus hermanos son Mauro, de 38 años; María Eugenia, de 37; y Rubén, su hermano mellizo.

Con respecto a su visión y estilo de vida, la terapeuta holística comentó: "Me siento una divulgadora, una comunicadora de esperanza, de creer y apostar que un mundo mejor es posible. Para eso, el cambio empieza por casa".

La protagonista de esta historia es madre de dos hijos y vive con ellos en su espacio holístico, Luluy. Sus hijos son León Bustos Vidal, de 10 años, y Lola Atenea Cabrera Vidal, de 3.

Con un gran poder de síntesis, Nadia resume su elección de vida: "Buscar la coherencia entre lo que sentimos, decimos, pensamos y hacemos".

Sin embargo, para entender por qué es quien es hoy, es indispensable contar su experiencia como viajera.

Esta decisión comenzó a gestarse mientras estudiaba para ser trabajadora social.

"Con 18 años, como buena virginiana, era muy aplicada en los estudios y no frecuentaba otros espacios más allá de los académicos. Como hija de trabajadores, le di mucho peso al hecho de tener un título universitario. En aquel momento, recuerdo que pensaba y decía: 'Cuando sea licenciada, tal y tal cosa...' En mis últimos dos años de carrera, conocí al papá de León, quien fue la primera persona que, sin saberlo, me introdujo en el mundo espiritual hablándome del Reiki".

Luego agregó: "Al terminar la carrera, tuve una gran crisis. Por ser tan metódica, me di cuenta de que tener un título no me llenaba. Sentí un vacío muy grande porque, en realidad, no me interesaba tener un diploma en la mesita de luz. Mi realidad no cambió en lo laboral ni en lo económico. En esa búsqueda apareció la variable 'viajes' en mi vida, y se lo propuse a mi compañero de entonces. Sin pensarlo mucho, nos colgamos la mochila: primero en algunos viajes cortos por Argentina, donde experimentamos una sinergia muy profunda, y luego hacia Brasil".

Y continuó: "Viajando me di cuenta de que el título no me servía para autogestionar un viaje. En Brasil, durante un tiempo, me uní a una iniciativa muy popular allí: hacer ropa con telas recicladas de otras prendas. Con eso subsistíamos, además del trabajo como técnico de computación que realizaba Pablo".

Una gran sorpresa llegó a la vida de Nadia en otro viaje. Fue en Montañita, Ecuador, cuando la maternidad llamó a su puerta, nuevamente con el mundo espiritual como protagonista.

"Nos estaban visitando mis suegros, y junto a mi cuñada fuimos por primera vez a un círculo de mujeres durante la luna llena. Me resonó mucho ir. En el círculo lloramos mucho; una chamana me hizo Reiki y yo sentí que se detuvo mucho tiempo de manera especial en mi abdomen. Al volver al hostel, mi suegro había hecho un asado, pero, extrañamente, no quise comer. Les dije que me iba a escuchar mi panza. En ese momento, mi suegra me preguntó si no estaría embarazada, y me sembró la duda".

Su vida empezaba a cambiar drásticamente, de la mano de sensaciones profundamente espirituales.

"Sentí pinchazos en la panza y, al instante, busqué en Google los síntomas de embarazo. Decía que, si estabas muy conectada con tu cuerpo, eso podía suceder. Esa noche no dormí. Al día siguiente fui a la farmacia, compré un test y, cuando volví, le dije a mi compañero que debíamos hacerlo de inmediato. Salieron las dos líneas y comencé a temblar".

Nadia Elizabeth Vidal reconoce hoy, con 36 años, que aquel momento marcó un antes y un después trascendental en su camino.

"Me di cuenta de que estaba súper conectada con mi cuerpo y mis emociones. Hoy siento que las sensaciones corporales y terrenales son el mejor camino para profundizar nuestra verdad espiritual".

"Muy lentamente, en un proceso doloroso, comencé a integrar mis conocimientos académicos con esa conexión espiritual. Fue difícil porque aún estaba muy inestable, pero hoy tengo la certeza de que era totalmente necesario".

Actualmente, a través de Luluy, su espacio holístico, Nadia ayuda a las personas a reconectar con su esencia. Para ello, ofrece distintas terapias como apertura de registros akáshicos, lectura de tarot, Reiki y yoga, entre otras.

"Desde hace un tiempo, este es mi único sustento, el que me permite mantener a mi familia", señaló.

Además, colabora con otros terapeutas en red, quienes aportan herramientas como constelaciones familiares, círculos de mujeres o reflexología.

Para lograr su sueño de vivir de lo que ama, también comercializa productos ciento por ciento orgánicos.

Entre su profundo conocimiento y su conexión espiritual, Nadia reflexiona: "Cada ser humano está constituido por su dimensión física, mental, emocional y espiritual. Cuando alguno de estos aspectos está en desequilibrio, incoherencia o contradicción, se manifiesta en problemas, síntomas o bloqueos emocionales. En la medida en que conectemos con toda nuestra esencia, el Todo que somos se manifestará en armonía".

Este camino llevó a Nadia a dejar atrás las luchas políticas y culturales que marcaron gran parte de su vida. "Ya no me identifico con la idea de salir a protestar en una marcha si siento que soy incoherente en mi hogar, en lo micro", expresó.

Finalmente, concluyó: "Creo en un mundo más justo, más sano y más feliz. Para lograrlo, es esencial comer sano, dormir bien, conectar con el cuerpo, transitar las emociones, cooperar en comunidades y escuchar el llamado del alma. Si cada quien escucha su propósito divino y actúa en coherencia, el mundo sería como en la peli 'El Mundo Verde'. Aprender a equilibrar lo colectivo con lo individual es el desafío".

Pero hay un detalle más, un gran detalle en el sendero luminoso del camino de esta armoniosa y equilibrada historia. Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro es un resumen aceptado por la opinión pública como objetivos profundos e importantes desde la empatía colectiva para con el mundo que nos rodea.

Nadia Elizabeth Vidal ya materializó los tres porque la historia viajera y su trabajo para con los vínculos saludables de las personas confluyeron en un libro llamado  "Ser, amar, aprender: Un camino hacia adentro" que está disponible en Amazon.

Pero hay una pregunta obligada para un periodista que se cruza como un regalo que atraviesa su andar con un ser humano como Nadia. Que la llevó a elegir a Luluy como nombre para su espacio holístico.

"La vida que hace 8 años estaba viviendo cuando comencé a materializar mí espacio medicina no era armoniosa. En una sesión de registros akáshicos que tomé me conecté con una de mis guías espirituales principales, un hada celta, Luluy. Desde ese momento me dí cuenta que todavía me pesaban mucho los mandatos familiares, educativos y así la materialización del espacio y mi futuro tuvo otro impulso porque me conecte con la verdadera realidad de mis emociones y gracias a esa conexión con mi guía todo fue distinto, hoy vivo gracias a las terapias holísticas y a la tienda de productos orgánicos de Luluy y toda la energía que recibo de mi entorno y pacientes".  Gracias Nadia, la vida es un suspiro de profunda vitalidad y amor cuando escuchamos con el alma este tipo de historias, únicas, como tantas, perfectas como todas.

Lectores: 417

Envianos tu comentario

Nombre:
Correo electrónico :
Comentario: