Pai Guerrieri, neuquina radicada en Córdoba: yoga y alas brillantes para superar los desafíos personales





Paine Guerrieri nació en San Martín de los Andes, Neuquén, localidad netamente turística y con pocas posibilidades laborales para quienes tienen alas grandes y miran más allá.
Referente en el Valle de Punilla si de prácticas de yoga se trata, a pesar de que quienes viven en contacto con la naturaleza y lejos de la ciudad acuden mucho a esta actividad, la protagonista del Perfil Urbano de este domingo está un paso adelante de sus colegas.
Pai, cómo la conocen todos sus practicantes y amigos en Tanti donde reside comentó, mirando por el espejo retrovisor de su vida. "Soy la hermana del medio de tres, con el más grande me llevo muy bien, él tiene 13 años más que yo y cuando nací ya estudiaba en el secundario y aunque se fue a Córdoba antes nos comunicamos por cartas, hoy tenemos un buen vínculo".
Comenzando a demostrar prematuramente su actual perseverancia y capacidad de poner los pies sobre la tierra recordó: "A los 17 años me fui a la Ciudad de Córdoba unos meses, volví a San Martín, pero a los 18 tuve la convicción de decirle a mis padres, no me banquen más y fui directo a estudiar yoga nuevamente a Córdoba para no volver".
Cómo todo joven en búsqueda de nuevos horizontes luego de pasar por la carrera de biología y publicidad, en este último caso en una universidad privada que su familia no podía costear, se fue, a puro coraje de un pueblo chico a la gran ciudad.
Sobre su etapa en Neuquén expresó: "Las palabras de mi madre sobre las posibilidades de proyectarse y subsistir en la Patagonia siempre fueron 'hay que volar' y yo lo tomé como la verdad".
"En San Martín el pueblo más cercano está a 50 km, cuando viaje a la Ciudad de Córdoba por segunda vez abracé ese caos en plena adolescencia, conocí al padre de mi hijo Faustino y comencé a estudiar en la academia del profesor Jorge Biondo, Yoga Vital. Me sirvió como base pero después de muchos años me di cuenta de que todos los instructorados enseñan prácticamente lo mismo, para dar clase te quedas corta con ese conocimiento. Previamente a eso mi única relación con la disciplina había sido un mes y medio de clase en el sur donde miraba a la profe y decía, yo quiero ser como ella".
Luego, agregó: “En 2008 terminé el instructorado y justo estaba embarazada de mi hijo Faustino. El mismo año que él nació falleció mi madre, necesitaba hacer el duelo y comencé a ir a terapia, pintar me ayudaba mucho y en aquel momento mi profesora era la gran Cecilia Gaudino, ella estaba comenzando con su galería de arte y me ofreció un espacio para mis primeras experiencias como instructora de yoga cuando mi hijo tenía 9 meses".
Al consultarle qué es el yoga, comentó: "Es una filosofía de vida que te lleva a conectar de una manera muy armoniosa con uno mismo y también con el todo. No es solamente una profesión, es vivir en unión. A veces entre la maternidad, la casa y la pareja pasas por distintas etapas en esta relación con el yoga, pero de la pandemia para acá cada vez la siento una unión más equilibrada".
Llegando a medida que el diálogo fluye a un ejemplo concreto muy personal e interno de esta unión filosófica Paine vislumbró su sentir: “La casa donde vivo la construimos juntos con el papá de mi hijo de quien me separé hace nueve años, yo decidí a dónde poner cada puerta y por dónde iba a entrar el sol y ahora llegó el momento de venderla, podría ponerme triste e incluso poner trabas pero confío y suelto porque sabía que el momento iba a llegar y lo veo como una oportunidad para que se abran nuevos horizontes aceptando que todo es perfecto cómo es”.
Con la profundidad que sólo puede tener una persona de Cáncer con Luna en Capricornio se transparentó " Desde el 2015 vine a vivir al Valle de Punilla y si bien el entorno natural me hace sentir conectada ahora estoy nuevamente con ganas de expandir mis horizontes. Tiene que ver con el desprendimiento emocional del lugar y tengo un amigo que me propuso ir a Estados Unidos”.
“En su momento elegimos vivir en las sierras porque Córdoba se estaba poniendo muy violenta y este era un mejor espacio para criar a Faustino pero desde el año pasado siento que tal vez sea momento de volver a volar”.
Retomando hacia su amor por el yoga, comunicó: "Cuando conocí a la corriente swásthya con las enseñanzas de Claudio Almada me cambió la vida a tal punto que dejé de comer pescado y pollo, conocí realmente en profundidad la filosofía de vida de la corriente gregaria, estudié los códigos éticos y allí existe desde Adiyogui hace 5000 años pasando por distintos discípulos una corriente que sigue el principio de expansión del alma hacia el todo pero sin atribuirlo a ninguna fuerza mística. Este sistema de yoga diferente lo decodificó el maestro De Rose".
Entre sentires profundos y risas la divertida charla con Paine continúo: "Ahora estoy dando el instructorado a futuros profesores y lo que siempre les digo es que la bocha está en perseverar, estudié mucho y por eso utilizo una gran cantidad de técnicas y pude pasar en mi camino como yogui de lo terapéutico a lo profundo. La forma en la que hoy doy clases va desde lo material y sutil hacia lo más profundo de nuestras raíces".
La edición del domingo de Perfiles Urbanos de NOVA llega a su fin con una pregunta clásica sobre el motivo que cada ser humano siente hacia su existencia: “Para mí la vida es la experiencia donde buscamos ser felices y mientras más conscientes somos de que no podemos controlar todo entendemos que es más sano dejar fluir para ser felices y dando clase a futuros profesores de yoga cuando explico los códigos éticos lo entienden".
Su domo donde da las prácticas también es espacio de otras actividades, en algunos casos astrológicas en otras relacionadas al Reiki y hay una donde la herramienta protagonista es la danza. Junto a Celeste Bianchi realizan Alors On Danse como un proyecto extra que desarrollan como una alternativa que le genera un plus al espacio espiritual.
La última pregunta para esta energética y llena de aprendizaje entrevista con Paine Guerrieri es sobre su conexión con el mundo holístico: “Desde la simpleza, luego de haber experimentado y compartir el espacio con muchos terapeutas siento que la forma es tener un minuto para a pesar de estar acomodando la casa y estresado poder mirar al oeste y disfrutar del atardecer o cuando terminas de comer lavar los platos y decir qué bueno que pude comer rico. En fin el agradecimiento y la búsqueda de las simpleza que llevan a la felicidad”.